La vida se simplifica cuando volvemos a nuestra presencia.
Salir de la ignorancia de no saber, de identificarnos con lo que no somos.
La despersonalización nos lleva a identificarnos con nuestra verdadera esencia.
La base de la vida consciente es observar la respiración del cuerpo, llenarlo con
nuestra presencia y respirar en la Unidad.
El alma eterna que somos, sabe.
Y desde ahí generar cada día una actitud de apertura y confianza ante la vida,
una actitud consciente.