Una ventana al exterior

He tardado en tener una cuenta en Instagram. Tan solo llevo un par de meses, y poco a poco le voy encontrando un sentido más allá de el de compartir algunas fotos y actividades que realizo con mi trabajo.

Me he dado cuenta que puede ser una ventana al exterior, una ventana para comunicar y compartir, y también para descubrir.

Como con esta foto que hice hace unos días en la que se ve un almendro en flor, y me ha llevado a descubrir los almendros.

Florecen cuando está el invierno por terminar, todavía cuando hace frío.

He estado leyendo un poco sobre ellos y hay todo un universo al rededor. Ayer incluso hice una ruta en coche para ver campos llenos de almendros florecidos.

Al parecer a la flor del almendro se le considera casi perfecta por su simetría y es de una delicada belleza.

Hay muchas historias y referencias de diferentes culturas que hablan de los almendros.

La mitología griega hace referencia al poder de procreación de las almendras, y nos habla del simbolismo de las flores con el amor que supera todo, incluso la muerte, dando un significado a las flores de vida eterna.

En Egipto relacionaban la flor con la prosperidad, abundancia y la salud.

La tradición cristiana también habla de la flor del almendro relacionándola con la vida eterna, y su fruto, la almendra, representa la unión entre el mundo terrenal y el espiritual .

Y me ha encantado leer que en la cultura hebrea la palabra “almendra” significa “el que despierta”, “luz”, “quién está vigilante”. Algo totalmente en resonancia con el lenguaje de la vida consciente.

Me doy cuenta de la Unidad en el Todo. En los árboles, en sus frutos y flores, en las palabras y en las diferentes culturas.

A partir de ahora comeré almendras con otra conciencia, disfrutaré mucho más de esta explosión floral de invierno, y seguiré explorando y descubriendo a través de todas las ventanas que hay a mi alrededor.

Si tienes la oportunidad de ver ahora almendros en flor, observa como irradian luz a su alrededor. Y disfruta observando el contraste de la flor con la madera oscura haciendo que sean totalmente luminosos.

Eva Garrido Jaraba
Ojja, el sonido de la Paz

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